domingo, 17 de febrero de 2013

Incendies


Jeanne y Simon Narwan son dos gemelos cuya madre, libanesa que vivió la guerra Palestina, acaba de morir.  Dos cartas dedicadas a sus desconocidos padre y hermano les llevarán a Palestina, para descubrir el oscuro y desconocido pasado de su madre y descubrir las heridas de la vida…

La mejor película de 2011. Por lo menos, una de las tres mejores películas de lo que llevamos de década. Denis Villeneuve, director canadiense y francófono, adapta con belleza y mucha sutileza (demasiada tal vez) esta bella y a la vez trágica historia. La historia es ya de por sí muy atractiva y a la vez, bastante desconocida para el gran publico; la Guerra Civil libanesa, pero contar los hechos históricos no es ya asunto mío.
La historia se desarrolla por medio de saltos en el tiempo muy bien estructurados entre ellos; a primera vista las cosas pueden no quedar claras, pero todos los saltos, divididos en plan capítulos tarantinianos, tienen su propia y muy bien explicada conexión.
 El personaje central de la historia, es sin duda, la rebelde Nawal Marwan (impresionante Lubna Azabal), cuya historia comienza con el nacimiento de su hijo, al que buscará a lo largo de su vida. A si mismo, la propia vida de ella, así como el contexto en el que se desarrola su historia personal, será muy cruel con ella. La segunda historia con el otro personaje central y básico es el de su hija, Jeanne Marwan (también impresionante Mélissa Désormeaux-Poulin) que junto a su hermano gemelo Simon (Maxim Gaudette, no es por infravalorarle ni mucho menos, pero es lo peor de la película), busca los secretos de su madre, su padre y su hermano. Es más Simon tiene tal vez una de las escenas clave de la película, allá por el final donde se revela la verdadera historia, el lógicamente drama de esta muy bien estructurada historia e imparable guion.
Esta crítica es muy corta, pero ya veis como he tratado de resumir la incontestable belleza y crueldad del film. A las dos protagonistas es para darlas todos los premios habidos y por haber, para no perderlas de vista, al igual que los importantísimos secundarios: el notario, el torturador de la cárcel o el señor de la guerra. Finalizar diciendo que tiene uno de los finales más alucinantes del cine reciente.
Esta película fue nominada al Oscar a Mejor Película Extranjera, pero lo perdió junto a “En un Mundo Mejor” (muy justa victoria eso sí).  

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